Lo personal es político
Por Itzel Tzinzuni y Nury (Mrs. Miau)
Nuestros derechos no se negocian
por Itzel Tzintzuni
ilustraciones por Iurhi Peña
El día 28 de septiembre se conmemora el Día por la Despenalización del aborto en América Latina y el Caribe. El aborto ha existido siempre: es un proceso natural del cuerpo de las mujeres, espontáneo o inducido. Durante el 1er trimestre de gestación los abortos espontáneos son muy comunes, no todos los cigotos se implantan bien en el útero y se desprenden sin más. El aborto inducido lo hemos provocado desde hace miles de años: nuestras madres, abuelas, parteras, yerberas, brujas, nosotras: con misoprostol, con ruda, con caléndula pero también con agujas, con ganchos, con ginecólogos carniceros. El aborto es un asunto de clase. Mientras las mujeres ricas o con medios posibles acuden a clínicas privadas a practicárselo con discreción las pobres nos sometemos a métodos que muchas veces pueden ser riesgosos. Las feministas apostamos por abortos seguros en casa. ¿Entonces por qué despenalización? ¿es hacerle el juego al Estado? Despenalización porque hay mujeres presas por abortar, despenalización porque hay mujeres que no pueden pagar el misoprostol y tienen derecho a acceder a él en las clínicas de salud. La despenalización es vida. El aborto es un derecho.
Anónimo era mujer
por Itzel Tzintzuni
ilustraciones por Iurhi Peña
Ayer lunes 15 de octubre fue el Día de lAs escritorAs y aquí escribiendo, en un hotel de una ciudad muy al norte me percato de lo fácil que es ahora todo para mí: frente a mí tengo mi laptop, a un lado unos cigarros, una pequeña cafetera eléctrica y una taza de café. A mi derecha dos libros: La guerra contra las mujeres de Rita Segato y un poemario, Las otras sirenas de Silvia Mercedes Hernández-Mejía Tort. Hace más de un año que sólo leo mujeres por elección, sí, ha habido uno que otro colado pero el 99% de los libros que he pagado y leído desde hace un año han sido escritos por mujeres.
Digamos que es mi pequeño homenaje y mi pequeña rebeldía: todo comenzó el día que al pisar una Educal me planté frente a un estante de poesía buscando a alguna mujer y no encontré a ninguna, ni una sola, todos eran nombres masculinos y dos o tres anónimos. Nunca antes me había hecho ruido el hecho de leer varones, sólo varones.
¿Dónde estamos las mujeres? ¿las mujeres no escribimos? ¿escribimos sólo dramas y romances? A las pruebas me remito: las mujeres escribimos sobre amor pero también sobre la muerte; la salud, la enfermedad. El miedo ha caído y como dijo Virginia Woolf: anónimo era mujer.
La Principessa y la representación o todas las niñas necesitamos vernos existiendo
por Itzel Tzintzuni
ilustraciones por Iurhi Peña
Recientemente salió a la luz la noticia sobre una nueva versión del clásico de Antoine de Saint-Exupéry, El principito. Esta versión es un homenaje y una reescritura del original: la protagonista es una pequeña princesa, la Principessa y, con una serie de cambios, homenajea el principio del libro original: lo esencial es invisible a los ojos.
Por supuesto que las quejas no se han hecho llegar: que la dictadura de lo políticamente correcto está terminando con los clásicos, que Saint-Exúpery se debe estar revolcando en su tumba, que ahora las feministas se meten hasta con la infancia y entonces me digo
“pues sí ¿y?”.
Dando lectura a Los Muertos Indóciles de la maravillosa Cristina Rivera Garza me queda claro que el proceso de desapropiación y reescritura tiene al menos 20 años de existencia, que por todos lados las nuevas formas de escritura copian, pegan, plagian, hacen, deshacen y el autor tal vez no está muerto como sostuvieron Foucault y Barthes, sino que está vivo pero no como individuo sino como creación colectiva. Y las mujeres formamos parte de esta comunalidad. Necesitamos referentes, que las letras sean también un medio para vernos representadas.
Las calles son nuestras
por Itzel Tzintzuni
ilustración por Mrs. Miau
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En alguna ocasión Andrea Dworkin habló frente a un público de 500 hombres y les pidió sólo una cosa: una tregua, veinticuatro horas, un sólo día sin violarnos.
Ante esto me pregunté a mí misma qué haría de ocurrir esta tregua y entonces, tanto en Twitter como en Facebook compartí lo que hizo Andrea y añadí: "Ustedes, mujeres, de existir esta tregua, si tuviéramos la certeza de que no seríamos violadas durante un día completo ¿qué harían?"
Entre mujeres
por Itzel Tzintzuni
ilustración por Mrs. Miau
El peor enemigo de una mujer es otra mujer" o "mujeres juntas ni difuntas", son algunas de las frases que más he escuchado en lo que refiere a los lazos entre mujeres. La creencia de que las mujeres somos naturalmente incapaces de llevarnos bien entre nosotras está profundamente arraigada en el imaginario colectivo de las sociedades patriarcales. Pensamos que hay algo en nuestros cuerpos, algo que nos impide formar alianzas puntuales con las mujeres a nuestro alrededor, algo en nuestro ser-mujer que se inclina siempre por los varones: "es que yo me llevo mejor con hombres, las mujeres son muy hipócritas". ¿Ustedes han escuchado o dicho esta frase? Yo lo hice durante más de veinte años de mi vida con mucho desdén, en mi torcida idea de lo que éramos las mujeres pensaba que relacionarme con varones era muchísimo mejor, que todas las mujeres eran aburridas, superficiales.
El silencio no nos protege
por Itzel Tzintzuni
ilustración por Sara Chabela
Conocí el feminismo y las piezas encajaron ¿por qué no debía quejarme? ¿por qué hacían diferencias entre mí y mis pares varones? ¿por qué carajos tenía que ser guapa y quedarme callada siempre? ¿por qué les parecía atractiva y deseable mi languidez? ¿por qué no podía expresar mis opiniones cuando eran contrarias a lo establecido como deseable, justo y bueno?
Ilustraciones de Verna Barrera
De Chillonas para todas
Chillonas nació de la necesidad de generar un espacio por y para mujeres donde compartir aprendizajes, experiencias, sentimientos, conocimiento y afecto.
En Chillonas queremos ser ese espacio, abrimos nuestro corazón porque esos huequitos que las que ya no están han dejado no tienen porque quedarse así por siempre, vacíos, oscuros, fríos, este corazón ama como un acto revolucionario, como una manera de decir que aquí estamos, que sentimos, que no nos vamos a mover ni a asustar, que estar juntas es mejor y que aunque esta sociedad hipócrita nos trate de desaparecer todos los días con su silencio no nos vamos a rendir.
Estoy cansada
Por Itzel Tzintzuni
Ilustración de Nury (Mrs. Miau)
Al final de la lectura decía algo como "más allá de la taxonomía, tú, alumna/o ¿qué quieres ser? ¿un invertebrado que ofrece siempre su parte más rígida al mundo, pero al romperse su caparazón, muere? ¿o un vertebrado que ofrece al mundo su parte más blanda, porque sabe que por más que lo lastimen por dentro es fuerte, porque quiere experimentar el mundo?
Que se rompa, sí, pero que no se doble
Por Itzel Tzintzuni
Ilustración de Nury (Mrs. Miau)
Me he sostenido en la compañía amada durante todo este tiempo, en mis amigas, en mi colectiva feminista (mía no por propiedad sino porque las consideré mi manada), en mis compañeras de lucha, en un puñado de amigos, en los libros, en las letras y recientemente, de nuevo en la música. Una busca siempre asideros porque a pesar de todo la vida se termina mostrando siempre bella. Y ahí vamos, tejiendo redes, tejiendo encuentros, amando de nuevo, amando siempre y también sintiendo miedo.
Shulamith Firestone o el precio de la verdad
Por Itzel Tzintzuni
Ilustración de Nury (Mrs. Miau)
Shulamith Firestone fue tal vez la más lúcida y la más incomprendida de las feministas radicales de la segunda ola, también creo, la menos leída y analizada. Este breve texto busca hacer un poco de justicia al olvido y el ostracismo a los que fue condenada en vida y en muerte.