top of page
Blog: Blog2
  • Foto del escritorChillonas Mx

Que se rompa, sí, pero que no se doble

Ilustración de: Mrs. Miau

"Han sido dos años muy rudos para mí". Creo que es la frase que más he repetido en los últimos veinticuatro meses y es que es cierto, de verdad han sido dos años muy rudos para mí. Me he roto y roto y roto una y otra vez y aunque al principio pareciera que no podía ponerme de pie he resuelto, con compañía amorosa de mis amigas/os y personas queridas levantarme cada vez con más rabia y ganas de vivir y sé bien que esto es porque no he estado sola. Hay rupturas en la vida que literalmente te tumban: terminas en cama ya sea por depresión o porque algún otro órgano está fallando. El peso del mundo es demasiado para un solo par de hombros.

Recuerdo pasar una semana postrada a los pocos meses del asesinato de mi hermano menor porque mis riñones y sus canales se negaron a funcionar adecuadamente, recuerdo también haber leído que los fallos renales tienen su origen en un miedo profundo y vaya que yo sentía miedo del que te paraliza en esos días. Me levanté y seguí. No estaba sola.


Me he sostenido en la compañía amada durante todo este tiempo, en mis amigas, en mi colectiva feminista (mía no por propiedad sino porque las consideré mi manada), en mis compañeras de lucha, en un puñado de amigos, en los libros, en las letras y recientemente, de nuevo en la música. Una busca siempre asideros porque a pesar de todo la vida se termina mostrando siempre bella. Y ahí vamos, tejiendo redes, tejiendo encuentros, amando de nuevo, amando siempre y también sintiendo miedo.


Sin embargo uno de los riesgos de vivir, de poner el cuerpo por las otras y los otros es ese: lo que implica esta exposición. Exponerte a sentir es a su vez exponerte a los desacuerdos, a la cerrazón ajena y a ser herida. Exponerte a sentir es también mostrarte al mundo tal cual eres para que te rompan de nuevo.


¿Qué hacemos cuando sentimos que nos están partiendo la espalda quienes amamos y acuerpamos? ¿huímos? ¿nos replegamos? ¿nos cerramos al mundo? ¿permitimos que nos destrocen a ver si se cansan y se animan a entablar el diálogo? ¿somos acaso el saco de boxeo de las demás personas? Cuando hablo de romperme sé de lo que hablo, sé lo que es aguantar los golpes en todas sus formas y colores, en todo su abanico de posibilidades y sin embargo la última palabra en mi vida la tengo yo, nadie podrá jamás arrancarme eso: me rompo, sí, pero no me doblo. Me han roto de la única forma que puede romperse a una mujer: superficialmente.

Las personas que amo y he amado han roto mis expectativas, han roto mi salud, han roto mi estabilidad, han roto mi corazón y sin embargo no han podido romperme del todo: las personas que amo y he amado han cuidado de mí también me han alimentado, me han salvado la vida una y otra y otra y otra vez. Está en mí elegir a quiénes acuerpo, con quiénes me relaciono y a quienes amo: el amor es una decisión, la más difícil y la más hermosa.

Me rompo de la única forma que puede romperse una mujer: superficialmente.

Me rompo, me quiebro, me hago pedazos para sanarme y regresar siempre más fuerte y más amorosa. Decido entonces hacer como las semillas: me rompo superficialmente para dar paso a mi siguiente primavera.

374 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo
bottom of page