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Cuidando(nos)

Actualizado: 12 mar 2019

Ilustración de Skullflower


El tema de los cuidados siempre atraviesa nuestras relaciones: en una clase sobre economía del cuidado, la maestra Yazmín Pérez Haro mencionó que muchas mujeres tienen tan asumido el rol de cuidadoras que sienten incluso la obligación de estar disponibles 24/7 para quien las necesite (familia, amigxs, pareja, trabajo…) o, por el contrario, piensan que sus amigas/madres/hermanas… deben estarlo cuando se requiera.

Lo anterior puede ser indicativo de que en nuestros círculos nos falta, muchas veces, establecer límites que propicien el cuidado y respeto del espacio, tiempo y afectos de las personas involucradas. Y es que sólo a partir de aquéllos podemos ofrecernos a lxs otrxs: no podemos dar más de lo que tenemos, ni exigir a otrxs que lo hagan.


Mi vida como feminista ha implicado, más de una vez, reformular cómo interactúo con lxs otrxs: qué estoy dispuesta a compartir, si soy capaz de dar contención y hasta qué punto, qué tanto puedo disentir, negociar, comprender y aprender de las personas que me rodean.

No es fácil. Muchas veces me equivoco. Vivo en constante aprendizaje de cómo acompañar a otrxs y de cuáles son mis propias necesidades. Sigo callándome muchas cosas y otras veces, en mi intento de ser honesta, lastimo. No siempre tengo las palabras correctas para expresar mi preocupación, mi enojo, mi tristeza. Hay días en que no estoy en condiciones de ofrecer ayuda; otros, he llegado a ser muy dura juzgando a lxs demás porque así me juzgo a mí. ¿Cómo hablar, entonces, de sororidad o de empatía cuando me cuesta trabajo incluso ser amable conmigo misma?, ¿cómo velar por los afectos ajenos cuando a veces no soy justa ni con los míos?


El ejercicio, arduo y constante de cuidarnos mientras cuidamos a otrxs conlleva aprender a decir “no”, a expresar asertivamente nuestro desacuerdo, tanto como a ser agradecidxs por lo que nos comparten y por el tiempo que nos dedican.

Para cuidar nuestros espacios afectivos debemos ser capaces de conocer nuestras necesidades y las de lxs demás como punto de partida. Quizá así sea más fácil establecer relaciones cada vez más horizontales, amables y honestas. Recordar que, como escribe Maricela Guerrero, “los métodos se cuestionen en tanto que nos es preciso respirar un aire común y hacer la vida en actos comunes de alimento cobijo y buena voluntad” (El sueño de toda célula, 2018).




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